‘Monsieur Marlboro’, el cerebro de la matanza en Argelia
Mojtar Belmojtar tiene 40 años pero aparenta 50. En los círculos iniciados, hay quien le llama ‘Bellaouar’ (‘El Tuerto’) y hay quien le dice’Monsieur Marlboro’.
El primer apodo es debido a que le falta la visión en un ojo a consecuencia de una herida de guerra en Afganistán. El segundo mote tiene relación con el hecho irrefutable de que cada cajetilla de tabaco rubio americano que ha circulado por el área del Sahel en los últimos tres lustros ha sido por su cuenta y beneficio. Pero nadie se atreve a dirigirse a él con esos patronímicos, si quiere conservar el pellejo.
Terrorista y contrabandista con fama de cruel y fanático, Belmojtar es el caudillo disidente de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) que ordenó el pasado jueves la toma de la planta de gas que British Petroleum explota en In Amenas, al este de Argelia, y ese multitudinario secuestro de cientos de empleados de las más diversas nacionalidades que ha terminado en baño de sangre.
Nacido en 1972 en Ghardaia, 600 kilómetros al sur de Argel, ‘El Tuerto’ es un respetado yihadista desde que, con 19 años, se fue a luchar al lado de los talibán contra el ejército de ocupación soviético. De vuelta a su país en 1993, con aura de héroe de la resistencia contra el invasor imperialista, ingresó en el Grupo Islámico Armado (GIA) en cuyas filas luchó durante la Guerra Civil, participando en una retahíla de combates y atentados. Hasta que en 1998, decidió unirse al Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), una escisión del GIA que controlaba ya entonces las rutas del contrabando del gran Sahara meridional.
Durante todo este tiempo, el poder de Mojtar Belmojtar en el Sahel se ha debido a sus buenas relaciones con los jefes tribales tuaregs, fortalecidas cuando nuestro hombre se casó con algunas de las hijas de estos. Partidarios de la independencia de la región norteña maliense de Azawad, los tuaregs no tuvieron inicialmente problemas de convivencia en este área desértica del tamaño de Europa, con este salafista cuya experiencia bélica, aplicada al crimen organizado ha reportado a todos pingues beneficios.
Fue él quien presuntamente organizó en 2003 el primer gran secuestro de extranjeros en la zona. Hombre de negocios, además de traficante y terrorista, su carisma en el Sahel se debe también al hecho de que ha repartido siempre una parte de las ganancias de raptos, tráfico de tabaco, armas y drogas, entre los habitantes más desasistidos de la zona. Y esa peculiar filantropía le ha garantizado el respeto y el silencio cómplice de la población local.
Pero Bellaouar no es hombre que se conforme con ganar dinero ilegalmente y caer bien a los nómadas de las dunas. Más que un gángster paternalista, prefiere considerarse un verdadero líder de la yihad. Es orgulloso, le gusta infundir miedo y siempre ha deseado escalar puestos en el escalafón de la guerrilla islamista.
Entre 2011 y 2004 mantuvo una enconada rivalidad con otro cacique del GSPC, Amari Saifi alias ‘Abderrezak El Para’, que se zanjó cuando este último fue arrestado en Libia y entregado a las autoridades argelinas, donde sigue preso en la actualidad.
Luego, en 2007, cuando el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate se transformó en Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), volvió a tener problemas de jefatura ya que el líder del nuevo grupo terrorista,Abdelmalek Droukdel, alias ‘Abou Mousaab’, prefirió nombrar como responsable de la llamada zona 9 (Sáhara) a su rival Abdelhamid Abu Zeid.
Por fin, en octubre pasado, el jeque le retiró su apoyo, acusándole de actuar por su cuenta en beneficio propio, y él respondió con un vídeo de renuncia colgado en red en el que se declaraba “electrón libre” de la de la causa islámica.
Electrón libre y muy peligroso como confirma un historial delictivo plagado de asesinatos y raptos –incluido el de tres españoles en 2009– que le ha valido hasta tres condenas en ausencia por parte de tribunales de Argel: primero, 20 años; luego, cadena perpetua y, por fin, sentencia de muerte. ¿Recompensa por su captura? Diez millones de dinares argelinos, que es el equivalente a un millón de euros.
Belmojtar ha terminado creando en 2012 su propia katiba o facción de la Yihad, pomposamente llamada ‘Al-Moulathamin’ (Los Que Firman con Sangre), que funciona al margen del resto y opera en Niger, el sur de Libia y la zona maliense de Gao y Tombuctú, donde nuestro siniestro personaje se lleva razonablemente bien con la gente deAnsar al Din y del Movimiento por la singularidad y la Yihad en África Occidental (Mujao).
Sigue ganando dinero con la venta de armas y dicen que hasta trafica con esclavos. Según algunos expertos, el protagonismo alcanzado en los últimos días por su enemigo íntimo Abu Zeid, al conquistar la ciudad maliense de Diabati, podría haber espoleado a ‘Monsieur Marlboro’ a ordenar a sus esbirros la toma y secuestro masivo de In Amenas, con las terribles consecuencias que hemos visto…
source:elmundo